Lealtad con globos...

Hace un par de años Hernan Bertellys era electo por el Frente para la Victoria intendente de Azul y en pocos meses decidió reafirmarse como oficialista del nuevo gobierno. El siguiente artículo te cuenta cual es el escenario social y político que con el cierre de Fanzul tiene que afrontar.
Cuando la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, a fines de junio de 2016, abrió el libro de pases de jefes comunales “opositores” a Cambiemos, el intendente de Azul, Hernán Bertellys, lo inauguraba, y con ello creía que sus problemas a futuro en su relación con Cambiemos, ya no los tendría.
"No me siento ya del Frente para la Victoria", decía en junio de 2016 el ex kirchnerista, transfugado a Cambiemos, Hernan Bertellys, luego de acordar con funcionarios de la provincia las condiciones de su pase.
Error de cálculo de Bertellys, el conflicto de Fanazul, se suma a otros que hacen que su distrito sea hoy, uno de los más complicados social y políticamente de la provincia.
A partir de ese momento, el ajuste que llevan a cabo tanto el gobierno nacional como el bonaerense, al decir por lo que viene sucediendo particularmente en Azul en todo este tiempo, parece no distinguir amigos de adversarios.
Con el cierre de Fanazul y la secuela de más de 230 trabajadores despedidos, aunque técnicamente el relato oficial hable de “decisión administrativa” de no renovar contratos, se suman a los despidos en Cerámica San Lorenzo; Molino San Martín; Molino Nuevo; la Corrugadora, y una rastra de comercios minoristas, pymes y cooperativas, convierten al distrito de Azul, en uno de los más conflictivos, social y políticamente de la provincia.
Sesión inédita
Tal es la gravedad de la situación, que este sábado los concejales de todos bloques opositores acordaron sesionar en forma extraordinaria a partir de las 7,30 horas de la mañana, con la presión de los trabajadores despedidos acampando afuera, para sancionar por unanimidad la “Emergencia laboral”, y otras ordenanzas tendientes a paliar la crisis desatada en el distrito, que le dan al polémico intendente, un poco de oxígeno para sostenerse por un tiempo en el que pondrá en juego su habilidad para negociar con Cambiemos, alguna buena noticia para los azuleños.
Esquizofrenia
Tal es el daño económico que provoca en Azul el cierra de la fábrica militar, que en una de las resoluciones aprobadas por el Concejo Deliberante se admite que los despidos en Fanazul, representan una “pérdida de nueve millones de pesos mensuales en la economía local”.
Sin embargo, el concejal de Cambiemos, Roberto Gayani, durante dicha sesión, puso de manifiesto lo esquizofrénico del discurso oficial al fundamentar su voto a favor de la declaración de dicha Emergencia, diciendo que lo hacía porque “este gobierno tiene sensibilidad social”, dicho que indignó a los trabajadores despedidos, a pesar de su posterior pedido de disculpas que les expresó al salir del recinto.
Ultimatum
Además de la declaración de la “Emergencia Laboral” por el plazo de un año, el Concejo Deliberante prácticamente lo intimó a Bertellys, a “establecer readecuaciones presupuestarias” a fin de “incrementar inversión en políticas públicas destinadas a la protección de los despedidos y sus familias”.
Los ediles, también lo conminan al jefe comunal, a realizar las “gestiones pendientes” ante la Provincia y la Nación, para “evitar que se pierdan más fuentes laborales”, tanto en el Estado como en el sector privado, y a abstenerse de “rescindir contratos laborales y todo otro contrato que establezca relación de dependencia con el estado municipal”.
Riesgo latente
Al problema social que genera en Azul el cierre de la fábrica de explosivos, ahora se le suma la inseguridad que provoca la ausencia en la planta de personal idóneo para el manejo de ese tipo de material, por lo que el viernes pasado, el juzgado Federal de Necochea, intimó a Fabricaciones Militares y a la Dirección de la fábrica para que “en 24 horas se cubran los puestos clave, en todos los turnos, con personal idóneo”.
Como se ve, la situación de Bertellys pende de la decisión que tome el gobierno bonaerense en apoyar su gestión o dejar que el conflicto, ahora nacionalizado, se lo lleve puesto. Decisión que para Vidal no será fácil de tomar, por las implicancias políticas que, en uno u otro sentido, impactarán en su relación con los intendentes bonaerenses.